Que el rumor de tu voz me sumerja en el sueño como el canto de los bambúes
en las aguas plateadas delverano.
que la luna sea la playa en la cual nos bañamos
por las noches, y escuchemos las voces que llegan desde la profundidad del tiempo.
Saber de aquéllos que esperaron por nosotros,
saber que sólo un gesto de tu rostro podía hacerlo, liberarlos. Ver como las manos se acercan al fuego, para cuidar la ambrosía, cómo el vapor asciende al reino de los cielos.
Verte sonreír, aunque a veces sienta ganas de llorar.
Y que el tiempo nos ignore, que cada instante sea un puerto,
un lugar seguro
al cual volver, cuando todo se parezca a la aventura o al miedo.
(Parte de la ópera interpretada por LL en La Scala, 21 de noviembre de 1868)
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