domingo, mayo 23, 2010

Muchas veces escribir es recordar lo que nunca existió.
¿Cómo lograré saber lo que ni siquiera sé? Así: como si recordase.
Con el esfuerzo de la “memoria”, como si nunca hubiera nacido.
Nunca nací, nunca viví: pero recuerdo, y el recuerdo está en carne viva.
Clarice Lispector

Parecía como si el mundo se dividiera entre una flor blanca
de la noche
y su imaginación sobre ella, y a veces oscilaba entre una y otra orilla, como un péndulo.
Pero Clarice sabía que en el puente había un punto incandescente que no era ni totalmente la flor blanca de la noche ni su imaginación sobre ella.

Ese lugar de la vida era el más peligroso y clandestino.


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