Pedí a los magos que cuidaran de mí,
y entonces me llevaron consigo.
Dulce era mi risa
azul mi desnudez
tímido mi pecado.
Volaba sobre la pluma de un ave
y me hacía almohada a la hora del delirio.
cubrieron mi cuerpo de amuletos,
Y untaron mi corazón con la miel de la demencia.
Protegieron mis tesoros
y los ladrones de mis tesoros,
me obsequiaron historias y silencios,
desataron mis raíces.
Y desde aquel día me voy
me hago nube de cada noche
y viajo.
Soy la única en decirme adiós
la única en acogerme.
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